yo
“La fotografía no es el acto de apretar un botón, es el acto de mirar y percibir profundamente.”

Sergio Larraín

Mi nombre es Camilo Barra Retamal, y mi seudónimo es “Provinciano en la Ciudad”. Me considero un fotógrafo, y por curiosidad ahora, un audiovisual, aunque en realidad como profesión soy ingeniero civil electrónico.

A lo largo de mi vida, he vivido en varias ciudades, de norte a sur; Iquique, Valparaíso, Viña del Mar, Concepción, Talcahuano, Puerto Montt y Punta Arenas. Actualmente vivo en la Santiago, de aquí nace lo de “provinciano”, ya que viví casi toda mi vida fuera de la capital, pero esto acá ahora.

Mientras estudiaba en la ciudad de Valparaíso tuve mi primer acercamiento a la fotografía, gracias a Valentina, esto fue en el 2016.

Al poco tiempo compre mi propia cámara y postule a un taller de Fotografía del Balmaceda Arte Joven de Valparaíso, afortunadamente quede seleccionado. La profesora Verónica Soto, que dictaba el taller, me enseñó a amar la fotografía y a entender el rectángulo, así llamaba  a su cámara, el reconocido fotógrafo chileno Sergio Larraín.

Me comencé a interesar en la fotografía callejera, pero especialmente en las personas. Sentía que la cámara era una especie de credencial, que me permita muchas veces romper la timidez, conversar con personas que no conocía, oír sus historias y retratarlas.

Mi pasión por investigar y recobrar la historia de lugares abandonados, probablemente nació de los numerosos viajes a pueblos abandonados en el desierto. Recuerdo muchos viajes en familia a recorrer salitreras, esto mientras vivíamos en Iquique.

En Santiago, me fue difícil conectar nuevamente con los retratos. Pase un par de años sin tomar fotos, hasta que llegó el estallido social y la pandemia. El estallido me despertó el interés por nuestra historia, una no tan conocida, una donde no hay héroes, y donde los protagonistas se parecen a nuestras madres, padres, vecinos y amigos.

Durante la pandemia encontré estabilidad emocional con mi bicicleta. Mientras estuve un par de meses en Concepción, recorrí bosques, ríos. Un día, mientras conducía mi bici, encontré una escuela abandonada, retomé mi cámara y conocí la exploración urbana.