REGIÓN DEL BIOBÍO – HUALPÉN
ESCUELA RURAL
Esta escuela rural solía educar a hijos de los trabajadores de la misma península de Hualpén. Dejó de funcionar alrededor de 1999 y hoy en día la naturaleza ha reclamado los antiguos salones y pasillos. Vi una cocina, un gimnasio, baños, aulas y una escalera que conducía a un segundo piso. Al llegar al final de la escalera, un mensaje me hizo detenerme: “Salgan de aquí”.
EXPLORACIÓN
Esta fue mi primera exploración. Mientras estaba en Concepción, salí un día nublado en mi bicicleta hacia la Península de Hualpén. No revisé el tiempo, así que me sorprendió una constante lluvia en mi camino. Estaba empapado y encontré refugio en una pequeña casa al costado del camino. Al principio estaba asustado, era la primera vez que entraba a un lugar así: húmedo, con tablas faltantes en el suelo, sillas sin patas, computadoras desmembradas. Esa fue mi primera impresión.
Encontré luego una habitación con muchos pupitres viejos (nunca había visto unos así de antiguos). Tuve que guiarme con la luz del celular para leer el mensaje que tenía escrito una de las mesas. Decía:
“¡Hola! ¿Cómo estás? Me llamo David Castillo. Me gustaría y te deceo buena suerte en tus estudios y en tu vida”
David Castillo del 2do y 3ro A
El mensaje de David me dejó pensativo, de alguna forma su escrito había viajado en el tiempo, para luego ser leído décadas después.
A medida que recorría la construcción, supe que había sido una escuela. Encontré un pequeño gimnasio con colchonetas, una pequeña cocina y estantes. Curiosamente, aún había un tarro de café. De pronto, vi una escalera que conducía a un segundo piso. Subí sus peldaños que crujían y al llegar a la planta superior, un escrito de algún bromista daba la bienvenida: “Salgan de aquí” Bueno, hice caso omiso y continué recorriendo el lugar.
Supe entonces que en nuestro presente se esconden huellas casi tangibles de un pasado viviente. Pensé que sería apropiado fotografiar esas huellas.
HISTORIA
Algunas fotografías de la exploración.
La escuela fue creada a fines de los años 40 con el fin de impartir educación a niños y jóvenes provenientes de sectores rurales. Su primera ubicación fue en un galpón al costado de un museo que se encuentra en la Península. A lo largo de su historia, asistieron más de 1000 estudiantes, generalmente jóvenes provenientes de familias campesinas.
En sus últimos años de funcionamiento, la matrícula era escasa, probablemente debido a la migración del campo a la ciudad. Encontré una noticia donde la profesora Rosa Ormeño Galdames cuenta que en los últimos tiempos ella impartía clases a 4 estudiantes y, además, todos los alumnos estaban en una misma sala, a pesar de pertenecer a diferentes grados (este último es un sistema muy común en escuelas rurales). Así terminaron los años de este establecimiento; hoy en día, sus salas están habitadas por enredaderas y alguna que otra araña.